27 August 2025

La inclusión requiere que toda la comunidad universitaria aprenda a convivir en igualdad, con esa convicción nació la Escuelita Inclusiva, un proyecto estudiantil autogestionado que ya va en su cuarta versión y que ofrece talleres gratuitos en lengua de señas, braille y diversidad funcional. Su objetivo es simple y potente: entregar herramientas prácticas para que la inclusión sea parte real de la vida universitaria.
“La universidad recibe a muchos estudiantes en situación de discapacidad y se les enseña a ellos que se tienen que incluir, pero no se les enseña a los estudiantes cómo incluirlos”, explica Valentina Mosso, psicóloga egresada de la UC y fundadora de la escuelita.
El proyecto surgió en 2020 dentro de la MAFI, cuando nuevas integrantes —entre ellas una persona ciega y otra Sorda— pusieron en evidencia una realidad: la inclusión recaía casi siempre en quienes vivían la discapacidad. Así aparecieron preguntas que siguen marcando la esencia de la escuelita: ¿Cómo describe a su agresor una persona ciega? ¿Cómo llama a Carabineros una persona Sorda? ¿Qué hace alguien en silla de ruedas durante un incendio?.
Responder a estas preguntas no era solo un ejercicio teórico, sino el punto de partida para construir talleres prácticos que ayuden a toda la comunidad UC a ser parte activa de la inclusión.

Un aspecto clave del proyecto es que varios de sus profesores son también personas con discapacidad, lo que asegura que los contenidos se transmitan desde la experiencia directa y no solo desde la teoría. Esto refleja el espíritu del lema que los guía: “Nada sobre nosotros sin nosotros“.
Uno de los aspectos más destacados de la escuelita ha sido su continuidad en el tiempo. “El mayor logro ha sido poder repetir el proyecto en distintos años, con distintas personas inscritas y aumentando los módulos de conocimiento con respecto a sus versiones iniciales” como explica Raimundo Mejías, profesor del módulo de diversidad funcional y diseño universal.
El interés ha ido creciendo versión tras versión. Este año, por ejemplo, la escuelita cuenta con alrededor de 130 estudiantes inscritos en los diferentes módulos, lo que demuestra la relevancia y el entusiasmo que despiertan estas temáticas en la comunidad UC.

Algo que se valora mucho son los talleres de lengua de señas y braille. “Son herramientas y conocimientos que a muchos estudiantes les llama la atención conocer y aprender”, agrega Mejías.
Bajo el lema “Nada sobre nosotros sin nosotros”, la escuelita trabaja desde una perspectiva feminista e interseccional. Esto implica reconocer que una persona puede enfrentar varias formas de opresión a la vez.
Las áreas de trabajo del proyecto abarcan salud, accesibilidad a la información, autonomía e independencia, y seguridad en emergencias y desastres, con un enfoque que busca transformar la teoría en práctica cotidiana.
Además de los talleres, la iniciativa cuenta con materiales gratuitos disponibles en su página web, cápsulas educativas y el podcast “Con todes si no pa’ qué”. Todo accesible a través de su Instagram @escuelita.inclusiva, donde mantienen activo un linktree con recursos.
El futuro de la Escuelita Inclusiva se proyecta con fuerza: crecer en recursos, ampliar los módulos y llegar a más espacios dentro y fuera de la UC. Como plantea Raimundo Mejías, la meta es contar con “más impacto y nuevas herramientas para la entrega de conocimientos”.
Para la fundadora de esta iniciativa, la clave está en “un buen equipo, motivación y el apoyo de la universidad”, especialmente a través de la DAE- Desarrollo y Liderazgo estudiantil, que ha permitido dar continuidad al proyecto y sostenerlo en el tiempo mediante fondos concursables y orientación a líderes estudiantiles, como lo es Valentina.
Más que un taller, la Escuelita Inclusiva es una comunidad de aprendizaje donde la diversidad se celebra y la empatía se convierte en acción. La meta es clara: Que la UC sea un espacio donde todas las voces sean escuchadas.
