León XIV: Un pontífice del diálogo, la espiritualidad y la modernidad

El pasado 8 de mayo de 2025, la Iglesia Católica vivió un momento histórico con la elección de Robert Francis Prevost como el nuevo sumo pontífice. Bajo el nombre de León XIV, se convierte en el primer papa estadounidense, con una profunda conexión con América Latina, gracias a sus años de servicio en Perú.

Nacido en Chicago (EE.UU.) en 1955, León XIV ha desarrollado una trayectoria marcada por la espiritualidad, el compromiso social y la interculturalidad. Misionero durante más de una década en Perú, llegó a ser obispo de Chiclayo y posteriormente prefecto del Dicasterio para los Obispos, en el Vaticano.

Formación académica sólida y vocación pastoral

Miembro de la Orden de San Agustín, estudió matemáticas y filosofía en Villanova University, completó una maestría en Divinidad en Misión Intercultural en la Catholic Theological Union de su ciudad natal, así como también una licenciatura y un doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. Su liderazgo se ha caracterizado por el diálogo pastoral, la escucha y la promoción de vocaciones. En su elección del nombre “León XIV”, rinde homenaje a León XIII, papa defensor de la doctrina social de la Iglesia y pionero en la reflexión sobre el trabajo y la dignidad humana.

Por otro lado, León XIV es políglota: habla con fluidez inglés, español, italiano, francés, portugués, quechua y lee en latín y alemán. Este dominio de idiomas le permite dialogar directamente con comunidades de distintos continentes y culturas, lo que fue clave en sus años como líder religioso, tanto en Latinoamérica como en el Vaticano.

Un pontífice humano y cercano

Más allá de su sólida formación intelectual y su experiencia pastoral, el Papa León XIV ha captado rápidamente la atención del mundo por su estilo accesible, espontáneo y profundamente humano. Desde su elección, ha mostrado una personalidad sencilla y cercana, que se refleja tanto en sus palabras como en sus gestos cotidianos.

Su sentido del humor ha sido una de las cualidades que más simpatía ha generado. En una conversación informal, comentó con una sonrisa que estaría dispuesto a jugar un partido de tenis “si no traen a Sinner”, en alusión al tenista italiano Jannik Sinner. La frase, que se volvió viral en redes sociales y medios deportivos, evidenció su naturalidad para conectar con el público desde el humor, sin perder profundidad en sus mensajes.

Este rasgo lúdico también se expresa en su gusto por los juegos de palabras, especialmente el popular juego Wordle, “Lo suyo es Wordle y Words with Friends”, que les ayuda, según comenta el propio hermano, a mantener la mente despierta. Esta práctica, más allá del entretenimiento, refleja una mente ágil, atenta al lenguaje y a los vínculos familiares, y una personalidad que valora el contacto cotidiano con quienes lo rodean.

Su afición por el deporte no se limita al tenis. Desde joven, es seguidor del equipo de béisbol Chicago White Sox y no ha ocultado su entusiasmo por este deporte, un pasatiempos que lo conecta con sus raíces y su ciudad natal. Incluso el papa fue visto usando un smartwatch, en una de sus primeras apariciones como papa. Este acontecimiento despertó comentarios positivos sobre su cercanía con la tecnología y su adaptación natural a los tiempos actuales.

Una Iglesia que dialoga

Además de estos pasatiempos, León XIV ha compartido su aprecio por actividades simples y contemplativas. “Me gusta mucho leer, dar largos paseos, viajar, conocer sitios nuevos y disfrutar del campo en un entorno diferente”, ha dicho en entrevistas previas. Revelando una espiritualidad profundamente conectada con la naturaleza, el silencio y el conocimiento.

Todos estos detalles —su simpatía, sus pasatiempos, su calidez familiar y su apertura al mundo moderno— configuran un perfil de liderazgo espiritual profundamente humano. El Papa León XIV representa a una Iglesia que dialoga con la cultura, valora lo cotidiano y no teme mostrarse sencilla, accesible y auténtica.