30 October 2025

Según cifras de Gendarmería, hasta Septiembre de este año, 5.363 mujeres forman parte de la población penal, lo que corresponde al rededor del 11% del total. Muchas de ellas madres y también las sostenedoras de sus familias, hasta antes de ser recluidas por algún acto delictivo. ¿Cómo transformar estas vidas y mostrar que hay opciones para reintegrarse a la sociedad?
Buscando dar respuesta a esta profunda y difícil situación, es que nace en 2016 el Programa En Libertad de Educación (ELEDUC), al alero de la Universidad Católica.
Mujer Levántate es una fundación que busca preparar, apoyar y acompañar a mujeres privadas de libertad o que hayan estado en esta situación a ingresar y permanecer en la Educación Superior. Tras años de trabajo en conjunto con distintas facultades de la universidad, fue el 2022 cuando este programa se oficializa a nivel UC, quedando bajo el alero de la Dirección de Inclusión, y luego pasando a formar parte de la Dirección de Sustentabilidad.
Hasta la fecha, más de 100 mujeres han sido parte del programa que es llevado adelante por un equipo interdisciplinario que combina la experiencia de académicos/as y profesionales voluntarios con la energía y compromiso de estudiantes de distintas facultades UC.
Las estadísticas muestran que las personas que están presas suelen tener vidas atravesadas por la violencia, la pobreza y la exclusión.
En su mayoría, las mujeres cumplen condena por delitos no violentos. Según información del Ministerio de Justicia, en 2023 el 47,4 % de las mujeres privadas de libertad estaba condenada por infracción a la Ley de Drogas (Ley 20.000). Mientras que el 40,9 % está en prisión por delitos contra la propiedad, incluyendo robo (28,3 %), robos no violentos (8,4 %) y hurtos (9,2 %).
Dentro del total de la población penal, el 85,4 % de las mujeres privadas de libertad son madres. Lo que agudiza la problemática, al tener impacto directo en el ingreso familiar y el cuidado de sus hijos/as.
Independiente de las cifras, la cárcel parte de una primicia: Estas personas volverán a estar en libertad y ser parte activa de la sociedad. Es por ello, y ante el aumento de población penal de los últimos años, que es necesario y urgente extender opciones que les alejen de la reincidencia y hagan posible una verdadera integración laboral y social.
Con la convicción de que la educación es un elemento fundamental para contribuir decididamente a la superación de los círculos de pobreza y delincuencia, la UC ha impulsado el desarrollo distintas iniciativas, desde la academia o con talleres teórico-prácticos, para mejorar el presente y futuro de las personas privadas de libertad.
Una de estas acciones fue el taller “Autoconocimiento y acercamiento al mundo del trabajo” que se realizó el pasado 17 de octubre. El espacio fue gestionado mediante la Dirección de Sustentabilidad y contó con la colaboración del Centro de Desarrollo Profesional (CDP) de la DAE. Una alianza que se viene gestando desde el 2022, en aquella ocasión con una asesoría, y que esta vez pudo concretar un taller que buscaba promover la reflexión en torno al desarrollo laboral.
Entre los objetivos que tuvo este taller estaban: Reflexionar sobre la relevancia del autoconocimiento en el proyecto laboral, identificar competencias profesionales personales, conocer aspectos relevantes del mundo del trabajo que pueden impactar el proyecto laboral e identificar los elementos que hacen que un CV sea diferenciador.
Contenidos que forman parte de las temáticas que trabaja el CDP durante el año, con estudiantes de la universidad mediante servicios como asesorías profesionales, charlas y cursos de formación general. Sin embargo, en esta ocasión el público fue otro y el desafío mucho mayor: Cinco mujeres que cumplen condena efectiva actualmente en el Centro Penitenciario Femenino San Joaquín.
Para llevar a cabo este taller, desde el CDP, asistió la psicóloga Sofía Romero y la Jefa de área, Javiera Videla, junto a dos profesionales de ELEDUC; el coordinador del proyecto, Jorge González, y la trabajadora social, Sandra Bustamante.
En esta ocasión, el CDP tuvo la oportunidad de incidir en la primera fase del proyecto, que es la “Etapa de Preparación para la Educación Superior, etapa en la que ofrecen y realizan nivelación académica, talleres formativos y acompañamiento socioemocional” según indican desde la Dirección de Sustentabilidad.
Si bien el CDP lleva dos décadas acompañando y apoyando en el desarrollo de carrera e inserción profesional, esta instancia tuvo nuevas variantes a considerar: la disposición física del espacio, recursos tecnológicos con los que contarían y la disposición de las mismas asistentes.
Sobre esto último, la psicóloga Sofía Romero comenta haberse sorprendido gratamente del interés que mostraron las reclusas. Este grupo de cinco mujeres también contaba con distintos niveles de escolaridad, algunas tenían experiencia en trabajo formal, distintas nacionalidades y edades, pero todas algo en común: Ganas de superarse por ellas mismas y sus familias.
Para Romero esta instancia “refleja el espíritu del CDP, que es también la misión del equipo, el contribuir a valores como la inclusión e igualdad de desarrollo laboral y profesional” comenta la profesional, quien también destaca que este tipo de acciones no son algo aislado, “si no que es contribuir desde nuestra experiencia“.
La psicóloga dice estar “contenta y orgullosa” de ser parte de este tipo de iniciativas, tanto a nivel profesional como personal. Para ella, también fue clave el trabajo en equipo que hubo detrás para evaluar qué tipo de metodologías aplicar, transformar los contenidos del taller a un lenguaje más simple y, sobre todo, que hiciera sentido a la realidad de mujeres que hoy están privadas de libertad.