28 marzo 2025
El profesor Andrés Viviani, docente del Taller de Aikido UC desde 2016, viajó a Japón durante febrero y marzo para especializarse como Uchi Deshi (alumno interno) en el Dojo de Ibaraki, ubicado en el Santuario de Iwama, además de entrenar en la Aikikai Foundation de Tokio, la casa central del Aikido a nivel mundial. Su viaje le permitió conocer de primera mano la evolución técnica y marcial del Aikido, así como la rigurosa enseñanza tradicional de O’Sensei, el fundador de la disciplina.
No era su primera vez en Japón. “Había viajado antes, el año 2018, cuando conocía la Aikikai Foundation, Hombu Dojo, sabía el nivel de la práctica allá y la calidad de los Sensei, así que fuí bien preparado para sacar el mejor provecho a mis dos primeras semanas en Tokio, Japón”. Su planificación fue clave para cumplir con su objetivo de asistir a tres clases diarias.
A pesar de su preparación, la experiencia superó sus expectativas. “El Aikido en Hombu Dojo es intenso, fuerte y fluido, y se da una síntesis bien interesante, donde se encuentra la evolución técnica y marcial, el estilo ‘Aikikai’” comenta.
Si bien en Tokio ya había tenido una experiencia desafiante, su llegada al Dojo de Ibaraki marcó un antes y un después en su práctica. “En el caso del Dojo de Ibaraki, Santuario de Iwama, no sabía con qué me iba a encontrar, me habían hablado de la rigurosidad de la enseñanza y de la planificación diaria de actividades, pero llevarlas a cabo durante 2 semanas, ponerse a prueba, en un lugar frío, con nieve, lejos de Chile y de tu familia, donde hablan muy poquito inglés y cero español. Fue de verdad increíble”.
La rutina diaria era exigente, ya que “había que adaptarse de inmediato, levantarse muy temprano a las 4 am, limpiar el Dojo, abrir el Santuario, estar listo para las prácticas que comenzaban a las 6:00 am, práctica que duraba 1 hr. y media, y que continuaba a las 14:00 hrs, con una clase de 1 hr. de duración y que seguía a las 19:00 hrs.”, cuenta el profesor. Lo desafiante de la rutina que se instauró en el viaje se vio opacado por la pasión y el entusiasmo de Andrés en cada práctica.
El momento cumbre de su viaje llegó con las enseñanzas de Shigemi Inagaki Shihan, 8vo dan y discípulo directo de O’Sensei. “Cuando llegué al Dojo de Ibaraki, y tuve mi primera clase con Inagaki Shihan, 8vo dan, discípulo directo de O´Sensei, con casi 70 años de Aikido en el cuerpo, a cargo del Santuario de Iwama y del Ibaraki Brunch, uno se da cuenta de muchas cosas.” En su primera clase reordenó toda su base técnica y marcial, todos sus conocimientos en torno a la disciplina, “fue como si me entregaran la pieza clave, entender el Aikido en base a 6 formas básicas y desde una perspectiva netamente marcial, con todos los elementos y herramientas para hacerla crecer y evolucionar”.
La metodología de enseñanza de Inagaki Shihan lo marcó profundamente. “Sus clases eran a la antigua, comenzaban con recitaciones ‘Amatsu Norito’, que son en honor a los Kamis protectores del Aikido, luego un aikitaiso (gimnasia preparatoria para la práctica del Aikido), al modo que se viene haciendo desde los tiempos de O´Sensei en el Dojo de Ibaraki” .
“El viaje le dio sentido a todo lo que yo conocía en torno al Aikido, le dio base y fundamento y principalmente perspectiva, lo que me permite adaptar de forma correcta la enseñanza”. Su experiencia en Japón reforzó su convicción de preservar la esencia del Aikido.
Ahora, su misión es compartir lo aprendido con los estudiantes del Taller de Aikido UC, integrando la profundidad técnica y la esencia tradicional que vivió en Japón. Su objetivo es que cada practicante no solo perfeccione su técnica, sino que también comprenda la filosofía y el espíritu de la milenaria disciplina, asegurando que el Aikido continúe evolucionando sin perder su identidad.
Si te gustaría aprender de esta disciplina inscríbete al taller de Aikido UC, impartido los martes y jueves de 20:00 a 21:00 hrs.